Es considerada la madre de la medicina forense. Revolucionó los estudios de criminalística al desarrollar complejos y detallados dioramas recreando los escenarios de los crímenes.
Había soñado toda su vida con ser médico o enfermera pero tuvo que esperar hasta los 52 años para poder empezar sus estudios de medicina. Acabó graduandose como médica forense.
Gran amante de las novelas de Sherlock Holmes, se daba cuenta que los címenes ahí descritos se resolvían gracias a pequeños detalles que pasaban desapercibidos, eso le hizo pensar que el uso de dioramas detallados ayudaría a resolver crímenes reales, pudiendo así repasar la escena del crimen una y otra vez en toda su magnitud.
Junto con un amigo de su hermano que fue nombrado Jefe del Departamento Forense de Boston, promulgarón la sustitución de los jueces, que hasta la fecha eran los encargados de los análisis forenses, por médicos especializados. Ello logró unas mejores conclusiones en la investigación de múltiples crímenes y a dar visibilidad a la profesión de médico forense. Los dioramas de Frances y la aplicación práctica de la medicina resultaron valiosísimas herramientas.
Años más tarde y gracicas a sus conocimientos, Frances fundó del departamento de Medicina Legal de la Universidad de Harvard.
Entre los años 1940 y 1950 realizó una serie de «Estuios acotados de muertes inexplicables». La serie constaba de dioramas de gran realismo y detalle (puertas, ventanas, luces que se encendían y apagaban, etc) de diversos escenarios. Por la calidad de sus dioramas fue galardonada con el título de Capitán Honorario de la Policía de New Hampshire.